Durante su sexenio, se dieron importantes cambios económicos, entre ellos firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, privatización masiva de empresas estatales, incluida la banca; la implementación del Programa Nacional de Solidaridad y el aumento de desigualdad en el país. Además se restauraron las relaciones Iglesia-Estado y se establecieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
Fue el último presidente al que se le asignó una partida presupuestal cuyo gasto no estaba sujeto a comprobación, denominada comúnmente partida secreta. Sin embargo, en las administraciones subsecuentes a la suya este tipo de gasto ha sido ejercido en secretarías de Estado con fundamento en el artículo 74 constitucional.[1]
Aún después de haberse retirado de la vida pública de su país al finalizar su sexenio, durante los últimos años ha tenido apariciones públicas por invitación de instituciones tanto mexicanas como de otros países. Tal es el caso de sus ponencias dadas en la Universidad de Oxford,[2] el Centro de Estudios Espinoza Yglesias,[3] la Fundación José Ortega y Gasset,[4] así como en el marco del Vigésimo Aniversario del Instituto Federal Electoral,[5] entre otras. Actualmente vive con su segunda esposa, Ana Paula Gerard Rivero.
El 12 de mayo de 2009 se desató una polémica en torno a su persona y la de su hermano Raúl Salinas de Gortari, por declaraciones de su antecesor, el expresidente Miguel de la Madrid Hurtado, sobre el desempeño de Salinas de Gortari como presidente. Éstas, de las que al día siguiente se retractara el propio de la Madrid Hurtado, incluían acusaciones de desvío de recursos, corrupción y vínculos con el narcotráfico y fraude electoral.
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