viernes, 8 de diciembre de 2017

Miguel Alemán Valdés

Miguel Alemán Valdés (Sayula de Alemán, Veracruz; 29 de septiembre de 1900[1]​ – Ciudad de México; 14 de mayo de 1983) fue un político y abogado mexicano que se desempeñó como presidente de México del 1 de diciembre de 1946 al 30 de noviembre de 1952. Su administración se caracterizó por la creación de la Ciudad Universitaria y la industrialización de México. Fue miembro de las academias de la lengua de México, de España, de Colombia y de Nicaragua, y recibió el grado de doctor honoris causa de varias universidades nacionales y extranjeras. Con él se inició el país de los "Cachorros de la Revolución", como los llamó Vicente
El 7 de julio de 1946 se efectuaron las elecciones. Los resultados no fueron sorpresivos, con 1 786 901 votos, Alemán Valdés se convierte en el nuevo presidente de México. Tras un escándalo de fraude electoral, Miguel Alemán Valdés asumió la presidencia el 1 de diciembre de 1946 en el Palacio de Bellas Artes, declarado recinto oficial.

Durante su gestión, en 1951, recibió el título de doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, tomó posesión de la silla XXVIII el 12 de junio de 1953, y fue tesorero de esta institución de 1973 a 1983. Promovió la celebración del Primer Congreso de Academias de la Lengua Española, el cual se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes y por el que posteriormente se formó la Asociación de Academias de la Lengua Española.[8]​ Fue nominado en 1952 y 1953 al Premio Nobel de la Paz, por José María Salazar (Presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador) y por Albert Etheart (Ministro de Relaciones Exteriores de Haití), respectivamente, ambas nominaciones motivadas por su esfuerzo panamericano y su contribución por crear el entendimiento internacional con apoyo directo e indirecto de Washington. Al concluir su administración, Alemán contaba con 49 años. En el sexenio siguiente lo "dejaron en la banca", pero en el posterior, el presidente Adolfo López Mateos le asignó la presidencia del Consejo Nacional de Turismo. Miguel Alemán se dedicó a viajar por el mundo en calidad de presidente del Consejo. Ejerció el cargo por 25 años, hasta el día de su muerte. Fue presidente de la Academia Mexicana de Derecho Internacional.

Nunca dejó de hacer grandes negocios y llegó a convertirse en uno de los hombres más ricos que ha habido en México. Además, según el historiador Enrique Florescano, el régimen de Alemán permitió que la corrupción invadiera la vida de la sociedad civil, incluidas las instituciones de educación superior.[9]​ Por otra parte, Francisco Cruz Jiménez, en su libro Los juniors del poder, menciona que el tráfico de droga se "institucionalizó" con su complacencia.

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